No, no os estamos mintiendo, ocurrió en realidad, pero no en Nueva York, ni en Coruscant ni en Keystone City, sino en Adelaida (Australia).
Vayamos a una tienda de cómics situada en esa ciudad. Allí un tipo, un badulaque, un malandrín, aprovecha que los clientes y el dueño están ocupados para meter disimuladamente un ejemplar de X-Men valorado en 160 dólares americanos (unos 121 Euros).
Cuando va a “tomar las de Villadiego” el ladrón nota que le han descubierto y, con el rabillo del ojo, ve que le persigue un ente rojo y azul. Se trata de Spiderman (o Spider-man, o Espaiderman).
Finalmente nuestro amigable vecino le da alcance (ignoramos si lanzándole una red). Pero el superhéroe no intimida al ladrón. Es más, el villano trata de zafarse y salir de la tienda.
Rápidamente y confiando en sus “superamigos”, Spidey pide auxilio, pues necesita que el maldito malvado no abandone el lugar.
No sabemos con qué intensidad lo hace, pero en ayuda del lanzarredes salen varios Jedis (que no pertenecen a su planeta) y Flash (que no pertenece a su editorial). Finalmente, ante tal muestra de poderío, el ladrón desiste y devuelve el preciado cómic.
No hace falta, a estas alturas, que os explique lo que ocurría en realidad: Spiderman era Michael Baulderstone, dueño de la tienda; y los “superamigos” eran varios clientes del establecimiento que celebraban el Día Internacional del Cómic. El único que no estaba simulando era el ladrón. Sí, aunque algunos de los que estaban en la tienda creían que todo aquello era una “perfomance”, en realidad estaba teniendo lugar un robo.
No sabemos qué ha ocurrido con el ladrón (si hubiese estado Batman se lo hubiesen llevado enseguida a Arkham) pero, si está libre, seguro que se estará confeccionando un disfraz del Duende Verde para el año que viene.
Actualizado:
Hemos encontrado el vídeo y, lamentablemente, lo grabado por la cámara no es tan épico como lo descrito. Una pena.
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